Archive for febrero 2010

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Body Heat

febrero 28, 2010

Si me tengo que quedar con una revitalización del género negro de finales de siglo sin duda (por encima de «L.A. Confidential») sería con «Fuego en el cuerpo (Body Heat)» de Lawrence Kasdan, no solo una de las mejores películas de cine negro de finales de siglo sino también una de las más conseguidas óperas primas de la historia.

Kasdan a principios de los 80’s era un joven guionista que con solo tres guiones había triunfado por todo lo alto. Más mérito aún tiene la cosa sabiendo que el proceso de su enorme éxito se forjó en solo dos años (1980 y 1981) y que dos de esos guiones dieron como fruto dos de las películas más míticas, emblemáticas y rentables de los 80: «El imperio contraataca» y «En busca del arca perdida». Al parecer lo que Kasdan tocaba se convertía en oro, por lo cual con tan solo un guión llevado a la pantalla grande (el de «El imperio contraataca», «En busca del arca pérdida» todavía no se había estrenado) se convirtió en un enchufado de la industria, una industria que le dio carta blanca para dirigir su primera película a partir de un guión propio con el que redefiniría el género negro justo el mismo año en que también redefiniría el género de aventuras con el guión del «En busca del arca pérdida» de Spielberg. La producción se llevó a cabo con la Warner y parte de las pelas las puso su colega George Lucas que también colaboró en la financiación de sus otros dos guiones de por entonces.


Lawrence Kasdan

El film sigue el esquema de los clásicos títulos protagonizados por vamps o femme fatales que utilizan al hombre a su antojo para lograr sus objetivos. La peli no nos cuenta nada que no supiésemos ya gracias a clásicos del género como «Perdición» o «Deseos humanos» pero lo más importante no es lo que nos cuenta sino el modo en que nos lo cuenta. «Fuego en el cuerpo» está realizada en una época en la que la liberación sexual en el mundo del cine ya estaba más que asumida, por lo cual desinhibe del todo a un género cargado de erotismo y tensión sexual llegándonos a mostrár lo que en los clásicos solo nos era sugerido. Por tanto nos encontramos ante algo más que un simple homenaje a un género, «Fuego en el cuerpo» es uno de los clásicos definitivos del cine negro del siglo XX aunque solo sea por el simple hecho de presentársenos de un modo que nunca se pudo mostrar en la edad dorada de Hollywood. Pero el contenido erótico no es el único fuerte de la película, su argumento (como ya he dicho) a imagen y semejanza de los grandes clásicos, cuenta con un guión de una factura impecable y con un estilo visual con sabor añejo pero con el aliciente de contar con la fotografía en color que aunque haga perder la esencia de los clásicos da mucho juego al realizador a la hora de mostrarnos su narración. Con todo esto no es de extrañar que el film sea considerado por gran parte de la crítica como uno de las mejores cintas de los 80’s.


La historia gira en torno a un abogado de oficio (William Hurt) con ínfulas de playboy que un día se topa con una mujer de belleza fascinante y primitiva (Kathleen Turner), la cual al parecer está casada con un millonario hombre de negocios (Richard Crenna) y con la cual acaba teniendo la aventura de su vida. Como es de esperar esa mujer acabará usando al abogado a su antojo y haciéndole obrar en pro de su propio beneficio personal. Para mostrarnos la historia Kasdan apoyado por la maravillosa fotografía de Richard H. Kline, nos sumerge en una atmósfera calurosa que capta la esencia tórrida de la historia que se nos relata. Para ello la acción se sitúa en una localidad de Florida (en un principio iba a ser Nueva York o Nueva Jersey, hecho que hubiese hecho carecer de ese ambiente tropical tan acertado con el que cuenta la película) que está viviendo una ola de calor (hecho ante el que la fotografía del film adopta un tono húmedo que nos da sensación de vapor y conjuga muy bien con las sudorosas y humeantes imágenes que presenciamos (ya sea durante los polvos o mientras sus protagonistas fuman)). Y es que el calor siempre está presente en la película y juega un papel importantísimo, tanto argumental como visualmente, por lo que los días soleados, el sudor, el sexo fogoso o la continua consumición de cigarrillos a lo largo de la película no son recursos para nada gratuitos sino más bien simbólicos dentro de la historia.



Kasdan acierta por completo con un guión repleto de tópicos propios del género y continuos giros argumentales mediante el cual da a luz algunas de las escenas que han acabado perteneciendo al imaginario colectivo de la historia del cine como ese primer polvo (y primera prueba de fe a la que la mujer fatal somete a su víctima) entre sus dos protagonistas en el que vemos como William Hurt tras ser rechazado en la casa de Kathleen Turner de camino al coche se lo piensa dos veces y vuelve a por ella rompiendo con una silla la puerta de cristal (escena parodiada de genial manera en «Distracción fatal» (película con Armand Assante que parodiaba los thrillers eróticos de los 80’s)). Cada escena está cargada de detalles que con un único visionado pueden pasarse por alto pero que visionándola con detenimiento pueden llegar a saborearse mucho mejor. La mayor parte de estos símbolo son vaticinios sobre el fatal destino que le espera a su protagonista. Uno de estos momentos es aquel en el que vemos como William Hurt se queda observando como pasa frente a él un payaso en un descapotable, también cuando lanza el sombrero que le regala Kathleen Turner al perchero y cae al suelo, la escena que sigue a la primera vez en que la pareja protagonista comentan que desean la muerte del marido de ella (en la que vemos a William Hurt andando por un pasillo de los juzgados y se para al oír como se cierra la puerta de una celda a su espalda), o la escena con la que se abre el film (tras sus llameantes títulos de crédito) en la que vemos a Hurt después de tirarse a una tía observando desde la ventana como se quema el edificio donde solía ir a comer con su familia en su infancia.



En el apartado interpretativo no se le puede achacar nada pues la labor de sus actores es insuperable. Como la pareja protagonista tenemos a dos de los actores más brillantes de finales de siglo: William Hurt y Kathleen Turner. William Hurt había tenido formación teatral y experiencia televisiva y sólo un año antes de «Fuego en el cuerpo» había dado que hablar interpretando a su primer personaje protagonista en la fascinante «Altered States» (en España la tradujimos como «Viaje alucinante al fondo de la mente») de Ken Russell, y la Turner no solo interpretaba a su primer protagonista sino que también fue su debut en un largometraje después de haber trabajado en Broadway y la televisión. Hurt sin duda es uno de los actores más talentosos e interesantes de su generación, e interpretaciones como la de esta peli lo demuestran: guapo, versátil y con un carácter, una presencia y un talento únicos. De Kathleen Turner poco se puede decir que no se haya dicho ya, sin duda elegir interpretar este papel fue el mayor acierto de toda su carrera: no solo bordó el papel a la perfección, sino que también le catapultó al estrellato y se convirtió en un mito erótico de forma instantánea. Curioso es también el hecho de que ambos actores protagonizasen (cada uno por su cuenta) una película de Ken Russell (Hurt, «Altered States», y la Turner, «La pasión de China Blue») y que se convirtiesen en unos de los mejores y más míticos títulos del director.


En cuanto a secundarios el nivel con el que nos encontramos no es para nada inferior: Richard Crenna (clásico Trautman de la saga «Rambo») interpreta al marido de Kathleen Turner, Ted Danson (que se convertiría en un mito con la serie «Cheers») realiza su primer papel importante interpretando al amigo también abogado de Hurt (míticas son algunas de sus frases como cuando le ofrecen un cigarrillo y él replica que con el aire le basta), J.A. Preston interpreta al amigo policía de Hurt que al final acaba investigando su caso, y el breve pero notable papel de Mickey Rourke interpretando a un macarrilla al que Hurt ayudó a salir de la cárcel (tras esta interpretación directores como Nicholas Roeg, Barry Levinson y Francis Ford Coppola se lo rifaron). Al igual que en los grandes clásicos los personajes secundarios son tan necesarios en la trama como sus propios protagonistas.



Mención aparte merece la maravillosa banda sonora del genial John Barry con una de las composiciones más intrigantes y sensuales de la historia del cine (impagable ese saxo!).



El mismo año en que se estrenó «Fuego en el cuerpo» también se estrenó «El cartero siempre llama dos veces» de Bob Rafelson, remake del clásico de cine negro de mismo título protagonizado por Lana Turner y que presentaba unas características similares a la película de Kasdan: un revival del cine negro con un erotismo más explícito que en los títulos clásicos, que nos brindó la legendaria escena en la que Jack Nicholson se folla Jessica Lange en la cocina. A partir de entonces el thriller erótico se convertiría en uno de los géneros que más petaron en las salas viviendo su último gran momento en los 90 con películas como «Instinto básico» y «La última seducción».


Más imágenes:


Richard Crenna, Ted Danson, Mickey Rourke y J.A. Preston (secundarios de lujo)

Imágenes de la película
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Edge of darkness

febrero 27, 2010

Ayer fui a ver «Al límite», la última peli protagonizada por Mel Gibson y la verdad es que la sensación que me dejó fue un tanto contradictoria. Sin duda la película no es lo que muchos esperábamos y a mí por lo menos me dejó frío. Por un lado podría decirse que sus escenas de acción y violencia son descarnadas, duras y secas, y provocan un efecto acertado contrastando con el tono de quietud principal de la peli (la tempestad después de la calma), pero a pesar de lo conseguido y emocionante de estas escenas (ver pegar hostias a Gibson sigue siendo un placer a pesar de sus años) la peli flaquea entre otras cosas por un ritmo sumamente lento. Es obvio que después de la tragedia que padece el personaje de Gibson sería una banalidad dar un enfoque trepidante y la verdad es que las escenas en las que vemos como Gibson sufre en soledad están muy conseguidas gracias a la labor interpretativa del actor, pero la película cuenta con escenas que podrían haber quedado mejor si se hubiesen resumido o planteado de otra manera. Si la peli se hubiese centrado más en mostrarnos mejor el descenso a los infiernos de su protagonista y no hubiese prestado tanta atención a las conspiraciones de turno el film, en mi opinión, hubiese salido mucho mejor parado.
También hay que decir que pese a todo la película tiene algunas escenas destacables como la magnífica escena final de venganza, realizada con un gusto por la violencia exquisito y que nos remite a la masacre del final de «Taxi Driver». El arranque del film hasta el asesinato de la hija también resulta bastante potente, igual que las hostias que Gibson mete al novio de su hija o el momento en que mientras se afeita tiene la visión-flashback de estar enseñando a afeitarse a su hija con un peine (una de las escenas más conmovedoras del film). La verdad es que no tengo clara del todo la sensación que me ha dejado «Edge of darkness», supongo que esperaré a una futura revisión para saborearla con más tranquilidad y poder valorarla mejor. El film está bien realizado y, como digo, el tratamiento de la violencia es de primera pero por lástima la peli tiene una serie de tramos en los que se estanca haciendo que su ritmo decaiga. Los que esperabais un nuevo «Payback» probablemente salgáis defraudados, y los que esperabais «Arma letal» (como ha habido algunos) ya ni os cuento…

Mel Gibson y Martin Campbell (director del film)
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Gibson también cayó en la trampa de «El Hormiguero»

febrero 26, 2010

Aprovechando que Mel Gibson venía a España para presentar «Al límite» y que el programa de Pablo Motos cumplía 500 programas (lamentable que un programa de estas características dure tanto tiempo), el pasado miércoles decidieron celebrarlo entre otras cosas invitando a Gibson. Como era de esperar la entrevista fue una mierda compuesta por tres preguntas tontas y para colmo la estancia de Mel en pantalla fue corta. Lo único gracioso fueron las anécdotas que el cabronazo de Mel contó sobre algunas bromas que ha gastado a compañeros de reparto como que en el rodaje de «Conspiración» regalaba envueltas a modo de regalo ratas muertas a Julia Roberts o que en el de «Arma letal IV» él y Chris Rock se metieron un puro por el culo y se lo dieron de fumar a Joe Pesci (jajajaja). En fin, una entrevista lamentable y desaprovechada (no entiendo como un programa tan tercermundista tiene tanto poder para invitar a las estrellas que van); al menos cuando fue Stallone le jodió el brazo al capullo de Motos echando un pulso.
Por cierto, si aún no os habéis enterado hoy se estrena «Al límite» y yo espero poder verla cuanto antes.
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Van Damme imita a Sly

febrero 11, 2010
Desde hace tiempo es conocido el motivo por el que Jean-Claude Van Damme no aparecerá en «The Expendables» (lo nuevo de Stallone), al menos la versión de él mismo, en la cual el belga ya explicó que no aceptó el papel porque Sly cuando se lo ofreció lo único que le dijo es que iba a reunir a la vieja guardia, que iba a haber mucha acción y que iba a cobrar mucho por su aparición. A Van Damme no le gustó lo que Sly le ofrecía puesto que no se dignó a hablarle del personaje que iba a interpretar (probablemente porque ni siquiera lo habría desarrollado) y decidió rechazar el papel. En un vídeo recogido de una rueda de prensa realizada a Van Damme, el belga lo explica marcándose una cachonda imitación de Stallone. Finalmente se justifica ante su amigo diciendo que Sly le parece una persona inteligente y un gran escritor y director, y que por tanto no le gustó que le ofreciese el papel de esa manera.
No es la primera vez que podemos descojonarnos con una imitación de Van Damme a Sly. Hace ya tiempo en un programa de televisión (me parece que de su país natal) nos deleitó con otra estupenda imitación hablando del famoso acontecimiento que tuvo lugar en 1997 en la casa de Sly cuando Van Damme (por entonces enganchado a la cocaína) estuvo a punto de liarse a hostias con Steven Seagal (que también tenía sus vicios).
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Universal Soldier: Regeneration

febrero 10, 2010

El feo cartel que se ha marcado la distribuidora
Al margen de la calidad que pudiera tener la peli, esta última (por el momento) entrega de la saga «Soldado Universal» era un título muy esperado por mí ya que volvía a reunir a esas dos bestias pardas que son Jean-Claude Van Damme y Dolph Lundgren (dos de mis ídolos de siempre), los cuales habían iniciado la saga con ese excelente primer «Soldado Universal» que se convirtió en uno de los mejores y más emblemáticos títulos de sus carreras. «Universal Soldier: Regeneration» al final ha resultado ser en cierto modo una estafa, y no lo digo solo porque sea un mal film sino porque nos prometía algo que finalmente no nos da del todo: Van Damme y Lundgren.

Un par de ejemplos de la influencia del mundo de los videojuegos en los planos y la estética del film
La verdad es que vistas las buenas críticas que estaba recibiendo el film sí que me esperaba algo más potente de lo que al final la peli realmente es. El film se inicia de maravilla con la tranquilidad de los hijos del presidente ruso visitando un museo que en cuanto salen de ahí y están a punto de entrar en el coche que viene a recogerles son secuestrados de la forma más violenta posible en un arranque bastante potente y nada artificial. Por otra parte la ambientación de la central nuclear de Chernobyl para ser una película de videoclub está lograda y hay detalles de su forma de estar rodada, como esos planos deudores de videojuegos al estilo «Call of Duty», que están bastante logrados y causan mejor efecto del que cabría esperar. También la cuidada atmósfera con tonos oscuros y grises tanto en el vestuario como en las localizaciones y su fotografía en la predominan filtros azulados en contraste con el blanco de la nieve casan muy bien con el tono gélido del film. Pero ante todo lo que sorprende es su modo de mostrar la violencia de forma seca, cruda y realista, a lo largo del metraje no nos encontramos una hostias o un tiro que no sea contundente. Aunque lo que de verdad adquiere importancia en el film es poder volver a ver juntos a Van Damme y Lundgren, cosa que al final conseguimos ver (y de forma gloriosa), pero por desgracia muy poco.
En la peli Van Damme prácticamente es un personaje secundario y Lundgren poco más que un cameo (pero qué pedazo de cameo!), y eso es algo que lo mires por donde lo mires hace perder, y mucho, a la cinta. Hasta que ellos no entran en acción la película a pesar de tener sus virtudes (las cuales he citado antes) no funciona. Van Damme al principio se nos muestra en pequeñas escenas donde podemos comprobar que a pesar de seguir adelante con su vida se encuentra en un estado de depresión y confusión debido a su condición no humana de soldado resurrecto y robótico, enfoque muy interesante que se da al personaje pero vamos a ver, señores, que estamos ante una entrega de «Soldado Universal»! Van Damme (que emplea en su interpretación el registro dramático que ha ido mostrándonos en sus últimos títulos) antes de volver a ser empleado como soldado tiene un buen momento (entre tantos momentos que va teniendo que parecen de relleno en el film) en el que su confusión en cuanto a su condición le hace atacar salvajemente a un tipo que se le está acercando en un bar y frente al que se siente amenazado. Finalmente el personaje de Van Damme es forzado para acabar con el conflicto que se está dando en la central de Chernobyl (movida que te explican a lo largo de la peli en escenas coñazos que se entrelazan con las que aparecen Van Damme y Lundgren). A pesar de que en un principio se le intentase dar una dimensión psicológica más trascendente al final termina siendo utilizado en el film como un perro de presa y no se le vuelve a dar importancia a su situación vital.
En cuanto a lo que le toca a Lundgren no se puede decir otra cosa más que sin duda es de lejos lo mejor de la peli, lo único que se le puede achacar es que salga tan poco y que para que aparezca haya que esperar casi una hora de película. Lundgren realiza una interpretación excelente a la par de delirante volviendo a retomar a uno de los mejores personajes de su carrera solo que esta vez lo hace a través de un clon del mismo. La sorpresa nos la encontramos en que esta vez el personaje ya no es simplemente una máquina de matar con ansias de destruir todo lo que le rodea sino que ahora adquiere una dimensión filosófica mucho más compleja replanteándose su condición de perro de presa (lo que no quiere decir (como anunciaron muchos) que su personaje se vuelva bueno (de hecho ni el personaje de Van Damme está seguro de hacer el bien en la película)) además de dudar sobre su existencia (puro Sartre!) y su función en el mundo. La aparición del actor sueco nos remite a ese refrán de: «lo bueno si es breve, dos veces bueno», y es que su aparición podría equipararse (a su modo) a la de Brando en «Apocalipsis Now». El primer momento en que mata a hostias a una persona es digno de aplauso y viene seguido por un momentazo superior (digno del «Frankenstein» de Mary Shelley) en el que su personaje después de observar su reflejo en un cristal roto y salpicado de sangre pregunta al científico que le ha devuelto al mundo la misma pregunta que se realiza a los soldados universales para asegurarse de que son simples máquinas que ejecutarán lo que se les ordene: «¿Usted se fija en la complejidad de la vida?»; el científico se niega a contestar a la máquina ya que ésta debe limitarse a acatar órdenes, pero la máquina se niega a obedecer y quiere obtener una respuesta, el científico sigue negándose a responder pero la máquina que es físicamente superior le obligará a responder aunque para ello haya de hacer uso de la violencia, cosa que le llevará finalmente debido a la negativa de respuesta por parte del científico a matarle haciéndole un piquete en los ojos con sus enormes pulgares!!!

Dolph Lundgren mirando su reflejo y replanteándose su existencia (uno de los pequeños destellos de genialidad que se dan en el film)

Comentada ya la relevancia de sus personajes dentro del film pasemos ya ha comentar el acontecimiento más importante de la película y que probablemente sea su única razón de ser y que no es otro que la esperadísima pelea casi 18 después de la primera película entre el personaje de Van Damme y el de Lundgren (acontecimiento tan grande que solo por ello merece la pena que la peli sea vista).
Van Damme camina por el edificio de la central después de haber tenido que cargarse a unos cuantos soldados hasta llegar a una cámara en la cual se encuentra a Lundgren en pose estática frente a los hijos del presidente mientras una llamas arden detrás de él. Van Damme se detiene a su espalda y Lundgren si darse la vuelta suelta un monólogo que antecederá a la acción que todos esperábamos:
«Sigo haciendo preguntas… intentando obtener algo, una respuesta… Nada… Es tan simple como sí o no… Es ridículo… Sabía que algo vendría. Está ahí. Tome mi tiempo… Mierda… ¿Debería recordarlo? Estuve ahí… suena tan familiar. No se puede explicar, sabes que así es el programa, lo entiendes, es así ¿no? ¿Ya ha pasado esto antes?… Salgamos de aquí.»
Una vez dicho esto último Van Damme se abalanza contra Lundgren y empieza lo que estábamos esperando. Esta escena de hostias entre los dos se convierte, aparte de en el mejor momento del film (superando cualquier expectativa), en todo un clásico. La escena cuenta con una compleja coreografía de combate que moverá a los personajes a través de distintas zonas del edificio hasta salir suspendidos al exterior desde lo alto de una ventana (no diré como concluye para no chafar a nadie). En la pelea comprobamos que pese a la edad (y los vicios) los dos actores sigue en suficiente buena forma como para llevar a cabo (sin apenas ayuda de dobles) la que probablemente sea la mejor pelea que nos ha dado el cine de los últimos años. Y es que a la escena no le falta de nada: el contraste de la habilidad marcial de Van Damme con la bestialidad y fuerza bruta de Lundgren no es un impedimento para que se cree química en el combate y que la cosa esté nivelada; además vemos podemos disfrutar viendo como destrozan mobiliario, se empotran el uno al otro en cualquier lugar que encuentran, hacen saltar trozos de azulejo, Lundgren arranca el borde de una pared de una patada, se caen por el hueco de las escaleras, salen suspendidos contra el suelo desde lo alto de una ventana, y lo mejor de todo: atraviesan un par de paredes (vaya par de bestias!!!!).

Fragmentos de la pelea entre Van Damme y Lundgren (un clásico instantáneo)

Sin duda esta pelea es de lejos lo mejor de una película que sin las apariciones de Van Damme y Lundgren se queda en nada. Además es todo un logro y muy de agradecer la crudeza con la que está realizada, al igual que la carencia en ella del empleo de infografía, música y otro tipo de efectos que la restarían credibilidad.
Por otra parte está el tema de Andrei «The Pittbull» Arlovski, luchador profesional bielorruso de la MMA (Mixed Martial Arts), que en la peli hace del nuevo soldado universal malísimo e indestructible y que injustamente tiene muchos más planos que Van Damme y Lundgren (de hecho de entre los protagonistas ellos dos puede que sean los que menos planos tienen). He de decir que la violencia que ejerce su personaje (verle pegar hostias es pura poesía de la brutalidad física) y su aura de amenaza indestructible están bien pero Arlovski lo único que sabe hacer es hostiar (al fin y al cabo lo que se le exige) pero de carisma y talento frente a la cámara: cero.
El encargado de dirigir el film es John Hyams, hijo del director Peter Hyams, el cual dirigió a Van Damme en «Timecop» y «Muerte Súbita» y que además se encarga de producir el film dirigido por su hijo.
Muchos han comentado que se trata de la mejor de la saga, pero ni caso, sino fuese por los geniales momentos de Lundgren y la pelea entre él y Van Damme no habría prácticamente nada salvable en la película.  Una mala peli con momentos de puro genio: solo por ese comeback para darse de hostias este film debe pasar a la historia.
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La reducción de pechos de Soleil Moon Frye

febrero 9, 2010

Documentándome por internet sobre Soleil Moon Frye al publicar la anterior entrada, en la que la serie de los 80’s «Punky Brewster» era la protagonista, me topé con el siguiente artículo de la revista «People» sobre la actriz (que por entonces tenía 16 años) que me ha parecido bastante revelador e interesante ya que en él se habla de la operación de reducción de senos a la que se vio sometida por entonces. La noticia (por otra parte de ninguna actualidad) me ha parecido reveladora sobre todo por el recuerdo que guardo de uno de los capítulos de «Punky Brewster» en el que en pleno proceso de desarrollo y ya entrada en la pubertad (debía ser de las últimas temporadas) Punky tenía unos senos mucho más desarrollados que sus amigas, las cuales envidiaban a Punky por sus melones (la pija del grupo llegaba a decir, en el colmo de la obsesión, que había que dormir tumbada boca arriba para que las tetas creciesen firmes! e incluso el grupo de amigas llegaron a comprarse un extraño aparato que debía presionarse a modo de pinza en la zona de los senos para que estos creciesen!), sin embargo Punky se sentía triste pues su avanzado desarrollo femenino la daba a entender que estaba creciendo y ella no deseaba hacerse mayor pues la infancia que había vivido junto a George representaba para ella su idea de la felicidad y tenía miedo que dejase de ser la niñita de George.

Soleil Moon Frye (la de rojo) luciendo sus pedazo de domingas a principios de los 90

Al parecer Soleil Moon Frye en la vida real no solo se sentía incómoda con sus tetazas sino que odiaba su aspecto físico en general por lo que en la etapa de cambios que todos sufrimos a los 15 años Soleil decidió operarse (quien ha estado forrándose de dinero desde bien niña se lo puede permitir) no solo para reducirse los pechos sino también para reducirse las nalgas y que la practicaran una rinoplastia (de ahí el cambio radical en el aspecto de la actriz). El artículo de «People» además también plantea (poniendo el ejemplo de Soleil) la problemática que trae consigo el hecho de que las adolescentes se sometan a este tipo de intervenciones.
Os dejo con el artículo:

Artículo de la revista «People» del 26 de Abril de 1993
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Intros míticas de series míticas: «Punky Brewster» (y su serie animada)

febrero 8, 2010


Soleil Moon Frye (La Punky años después)

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Homeboy (Rourke luchando antes de ser Randy «The Ram» Robinson)

febrero 4, 2010

Tras el estreno de «El Luchador» a parte de recordar a muchos lo maravilloso actor que es Mickey Rourke, también nos hizo meditar sobre los paralelismos que había entre la historia de la película y la vida real del actor. Rourke al igual que Randy «The Ram» Robinson (su personaje en la película) había gozado de una fama y un prestigio a mediados de los ochenta que se fue evaporando con el paso del tiempo, y, del mismo modo que el personaje de la peli, Rourke también se dedicó a una modalidad de lucha de forma profesional solo que en lugar de tratarse de la lucha libre Mickey Rourke se desenvolvió en el mundo del boxeo (uno de sus sueños de la infancia). Rourke al igual que el personaje de «El Luchador» adoptaba un alias en sus combates y ese alias era el de El Marielito pero a diferencia de The Ram él no se había convertido en una gloria peleando sino actuando (aunque para poder desempeñar esta función tuviese que pelearse con algún que otro productor). Antes de descubrir su vocación como actor (cuando todavía era Philip Andre Rourke Jr.) y dado que no veía muy claro su futuro profesional en el béisbol (deporte por el que también se decantaba) decidió dedicarse a su mayor afición que era (y sigue siendo) el boxeo.
Pese a que el joven Philip ponía ganas al asunto finalmente tuvo que dejar de dedicarse al boxeo debido a que esto estaba perjudicando a su salud física y mental. Gracias a esto pudimos descubrir a uno de los mejores actores de finales del siglo XX que pasó de ser un macarrilla de la localidad de Schenectady (Nueva York) sin rumbo fijo en su vida a uno de los actores más prometedores de Hollywood hasta el punto de terminar convirtiéndose en una de las estrellas más exitosas de la industria en los años ochenta. Es entonces, en plena explosión de su carrera, cuando empieza a darse cuenta de lo podrido que está el negocio del cine y se niega a que se le explote como una cara bonita sin más que ofrecer, cosa que le lleva a enfrentarse abiertamente con la industria de Hollywood y a decantarse al inicio de los noventa por dejar el mundo del cine y dedicarse de nuevo a su verdadera pasión: el boxeo. Aunque lo intentase, Rourke no dejaba de ser una estrella de Hollywood y no tenía credibilidad suficiente sobre el ring por mucho que fuera una promesa en sus tiempos mozos. Su regreso al boxeo no entrará en los anales de la historia de este deporte pero nos dejó con algunos momentos míticos que siempre serán recordados como su paso por Asturias (la primera vez que el actor se pasaba por España) donde después del espectáculo se enzarzó, ayudado por nuestro Poli Díaz, con varias personas en una discoteca. Pese a su paso por el boxeo profesional Rourke nunca dejó de actuar, el problema es que no solo había perdido la credibilad en el ring sino también en cara a la industria del cine.

Poli Díaz y Mickey Rourke
Unos pocos años antes (en 1988) de volver al boxeo, Rourke protagonizó para el cine una historia escrita por él mismo que guardaba bastantes paralelismos con su vida personal y que tomaba el boxeo como elemento principal sobre el que giraba la historia. La película, «Homeboy», es un film en el que nos encontramos con una de esas historias sobre perdedores que tanto le gustan a Rourke y con las que tan identificado se siente. En la película, Rourke interpreta a un boxeador de capa caída, un poco corto de miras, con aspecto de cowboy y nombre de whisky: Johnny Walker. Johnny (un tipo de campo) llega a la ciudad (sin que se nos explique bien por qué), lugar que desde un principio se mostrará hostil con él. Finalmente con la llegada de su promotor nos enteramos que Johnny no ha aparecido por casualidad sino para boxear. Durante su estancia en la ciudad Johnny, a pesar de su avanzada edad, irá descubriendo un mundo nuevo ante sus ojos en el que encontrará al fin un sentido que dar a su desdichada existencia: (cómo es de esperar) el amor y la comprensión por parte de una persona.
En la película nos encontramos con los tópicos propios de este tipo de pelis y por supuesto con varios nexos en común con «El luchador» aunque el resultado del film no sea ni por asomo tan redondo como el de esa película. Mickey Rourke lo intenta pero escribir no es su fuerte, sin embargo la historia, aunque ramplona en muchos aspectos, consigue funcionar de forma convencional. Como en «El Luchador» la película comienza mostrándonos al personaje que protagoniza la historia y su entorno hasta que se nos muestra el detonante del conflicto en el que se verá metido su protagonista, y aquí, al igual que en la peli de Aronofski, será el hecho de que si el prota realiza un combate más estará debatiéndose entre la vida y la muerte. Sin embargo esta no será la única decisión sobre la que Johnny tendrá que tomar una complicada decisión pues desde que llegó a la ciudad su vida ya no gira únicamente en torno al boxeo sino que ha encontrado la amistad manifestada de dos formas diferentes: por un lado con Wesley, un mafiosillo del barrio que en un principio se ve interesado por Johnny por mero interés debido a que está planeando dar un golpe y necesita a alguien que sepa pegar bien para la operación pero cuya relación irá evolucionando hacia una amistad en la que Wesley se erigirá como una especie de mentor sobre la vida para Johnny, y por otro lado con Ruby, una chica encargada de una feria y sobre la cual podrá apoyarse Johnny encontrando en ella la comprensión y el amor del que se siente necesitado. Al final Johnny tendrá que decidir entre luchar hasta hallar la muerte en el combate, ayudar a Wesley en el golpe o dejarlo todo e iniciar una nueva vida con Ruby. La decisión de Johnny no será tan descarnada y trascendental como la de Randy en «El Luchador», sino más previsible y ñoña como era de esperar.
El film supuso el primer gran patinazo comercial de Mickey Rourke que venía de ganarse a crítica y público con la obra maestra de Alan Parker«El corazón del ángel». La flojea en muchos aspectos, sobre todo en los que conciernen al guión, y Rourke sin estar mal tampoco es que realice una de sus mejores interpretaciones (sobre todo teniendo en cuenta la racha de grandes papeles que había ido realizando por entonces). Sin embargo he de reconocer que la peli me gusta y me resulta entrañable a la vez que agradable de ver (tampoco le pido mucho más a una película).
En cuanto al resto de interpretaciones (aparte de la de Rourke) destacan sobre todo un Christopher Walken que se come al resto del reparto con una genial composición con tendencia al histrionismo, y, haciendo de la chica de la que se enamora Rourke en la peli, Debra Feuer, quien era su esposa en la vida real y de la que se divorciaría solo un año después. Pero posiblemente lo más destacable de la película sea la preciosa banda sonora obra del mismísimo Eric Clapton. Clapton supo captar el alma de la historia y confirió con sus acordes de una atmósfera especial a la película.

Mickey Rourke y Eric Clapton
En fin, un intento por parte de Rourke de encontrar vocación como escritor (al modo de Stallone) fallando en el intento pero que será también una especie de presagio del abismo al que se encaminaría su carrera y su vida. Imprescindible de todas formas para cualquier fan de Mickey.
Más imágenes:

Imágenes de la película

Mickey Rourke, Debra Feuer, Michael Seresiny parte del cast en un reportaje fotográfico para la revista SKY

Mickey Rourke y Debra Feuer durante el rodaje

Imágenes promocionales de la película

Portada de la revista Premiere de Enero de 1988
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«Keep on loving you»

febrero 4, 2010

Hace poco me inflaba de valor para ver la segunda parte de «Crank» estando advertido de antemano de que era francamente mala. Pese a todo aún quise darle un voto de confianza puesto a que la primera parte me había entretenido.
«Crank: Alto voltaje» en cambio es una de las mayores aberraciones y delirios que he visto en mucho tiempo (entiendo que la peli esté concebida así a propósito pero eso no la dignifica). En esta segunda parte se pretende llevar lo que vimos en «Crank» aún más al límite si cabe con un resultado penoso en un film que parece haber sido realizado por un engachado a la coca con muy poco sentido del gusto a la hora de utilizar una cámara. De esta segunda parte la verdad es que solo destacaría tres cosas y son las siguientes: la presencia de nuevo de la morbosa Amy Smart que aparece más ligera de ropa que en la primera, la delirante escena de sexo público que emula y supera con creces a la escena de misma índole de la primera parte y que en esta peli es mucho más divertida, explícita y pasada de rosca, y, por último, la presencia en su banda sonora del temazo «Keep on loving you» de REO Speedwagon que ayuda a superar el bochorno de lo que vemos en pantalla y con el que a continuación os dejo.